Laudy Sarli
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November 25, 2017

Post publicado orginalmente para la Revista “Éxito con tacones”.

A la tercera va la vencida es un dicho popular que utilizamos en Venezuela cuando queremos dejar claro que darse por vencido no es una opción. Para mi literalmente a la tercera va la vencida. Comencé con ganas de emprender desde el año 2008, allí fueron mis primeros pasos. Decidí dejar mi trabajo formal y “probar suerte” como emprendedora dando servicios de recursos humanos. La falta de preparación, de un plan claro y mis propias creencias limitantes pronto volvieron trizas mis sueños de emprender, por lo que eventualmente tuve que volver al mundo corporativo para poder mantener mi estilo de vida. Afortunadamente al final, este primer desencuentro con el éxito resultó de provecho pues seguí profesionalizándome en el área de Recursos Humanos recién descubierta para mí a los 29 años.

Durante ese primer periodo de emprendimiento, comencé un postgrado de Desarrollo Organizacional y por primera vez escuché allí la definición del término coaching que luego de estudiarlo en varias instancias se convirtió en mi gran pasión, dirigiendo en adelante todos mis esfuerzos de aprendizaje a profundizar mis conocimientos en el área y practicar con cualquiera que estuviera dispuesto a mejorar su vida.

Seguí trabajando en Recursos Humanos en el mundo corporativo y aprendiendo muchísimas cosas nuevas que se relacionaban directamente con la gestión de gente -liderazgo, comunicación, trabajo en equipo, satisfacción en el trabajo-, hasta que a finales de 2013 decidí nuevamente que era momento de emprender. Esta vez con nuevas herramientas, un plan, clientes contactados por adelantado, socios de negocio, más experiencia y más seguridad en lo que estaba haciendo. Dos hechos marcaron el desenlace de ese segundo emprendimiento que se suponía comenzaría en enero de 2014, la muerte de mi madre ese mismo mes y el desbalance social que vivió Venezuela por meses con disturbios callejeros y baja en el consumo a principios de 2014. Nuevamente se esfumaron mis sueños de emprender cuando decidí volver al mundo corporativo como Gerente de Gente y Cambio en una firma de gran renombre al ver mi base económica tambalearse luego de casi 6 meses sin clientes. Esta segunda vuelta al mundo corporativo después de mi intento fallido de emprender, también aportó grandes beneficios; tuve mucha exposición con mi material de Liderazgo personal hasta el punto de convertirlo en conferencia y hacerlo llegar a muchísimas más personas.

A mediados de 2015, haciendo una evaluación de mi futuro y en vista de estar pronta a cumplir mis primeros 40 años, tenía que tomar decisiones para mejorar mis condiciones de vida, lo que implicaba salir de Venezuela. Llegó el momento de escoger hacia a dónde ir. El sitio para el que estaba trabajando tenía una vacante para mí en Sao Paolo – Brasil, podía ir a vivir a España por la facilidad de tener la nacionalidad europea y familia a quien acudir mas yo decidí mudarme a Panamá pues creo que en Latinoamérica es muy necesario potenciar el Liderazgo personal, en especial en las mujeres y hacerles ver el poder transformador que tenemos para impactar positivamente en la sociedad desde nuestra responsabilidad personal.

En esta tercera vuelta de emprendimiento la inspiración se ha apoderado de mí, ya escribí mis primeros dos libros: Antología de la majestuosidad y Go! Fin de la historia, ambos disponibles en Amazon. Ahora estoy escribiendo el tercero  dedicado a las mujeres. Además todo es diferente, he identificado mis creencias limitantes y he trabajado para eliminarlas, tengo un propósito que me trasciende que es apoyar a otros a alcanzar su potencial, cuento con objetivos claros y un plan de acción establecido, mi reputación como coach tiene bases más sólidas gracias a los cursos y conferencias que he dictado, cuento con foco, disciplina, trabajo dedicado y búsqueda de la excelencia como parte de mis recursos internos y para ponerle la guinda al pastel tengo el mejor socio del mundo: Dios, con él a mi lado no habrá obstáculo que no pueda superar.

Veo hacia adelante y me emociona ver todo lo que puedo entregar al mundo con el trabajo que estoy haciendo y quiero que las personas que se tropiecen conmigo por el camino puedan decir lo mismo como parte del impacto positivo que mi mensaje pueda tener en ellos. ¡A la tercera va la vencida!

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