Laudy Sarli
0
April 04, 2018

El 8 de marzo de 2018, día internacional de la mujer fui a una celebración que realizaba Ampyme acá en Panamá juntando mujeres de todos los ámbitos en esa reunión. Mujeres Empoderadas, mujeres que Trascienden era el tema del día.

Paola Rueda López, una de las ponentes hablaba sobre romper el techo de vidrio que tienen las organizaciones en especial para las mujeres. En una parte de su exposición, hizo que todas las mujeres del público levantáramos la mano y comenzó a hacer preguntas, con cada pregunta las manos iban bajando una a una, estas preguntas hablaban de cuándo como mujer te habías sentido excluida por tu género, al final de las preguntas menos de 15 manos quedaron levantadas en el recinto entre ellas la mía y las de mis dos compañeras a los lados, a lo que una de ellas me dice “Debe ser porque somos nuestras propias jefas” y yo le comenté que trabajé mucho tiempo en el mundo corporativo y nunca sentí que por mi género -en mi caso personal- haya habido discriminación. Obviamente con esto no estoy diciendo que no exista discriminación por temas de género en el mundo corporativo (eso sería tapar el sol con un dedo) lo que quiero traer a discusión es que muchas veces somos nosotras mismas las que no nos damos nuestro puesto por infinidad de razones y nos quitamos la oportunidad de crecer.

En el transcurso de mi vida y haciendo coaching a mujeres, he trabajado con altas ejecutivas de corporaciones Top con niveles de creatividad y creación majestuosos y se han hecho su camino a la cima a punta de trabajo dedicado y de excelencia. ¿Qué han tenido en común esas mujeres? Que saben quiénes son, qué quieren y para dónde van, se hacen oír y piden lo que quieren o van por ello, no tienen miedo porque saben lo que valen.

Cuando en 2005, entré a trabajar en una gran corporación, tuve que tomar un cargo de menor categoría a los que ya había tenido pues mis condiciones en el momento no me daban mucha oportunidad de escoger ya que necesitaba un empleo de inmediato; además no me importó pues sabía que pronto iba a hacerme mi camino hacia arriba como ya lo había hecho antes. Esto nadie lo sabe, pero a los pocos días de empezar, tuve que llevar unos papeles a que los firmara el presidente de la empresa, eran como 3 hojas, le di la primera y literalmente me la tiró de vuelta de manera grosera, algo se apoderó de mi y la siguiente hoja (sin pensar obviamente) se la tiré yo a él, me quedó viendo directo a los ojos, no me inmuté ni por un segundo y le mantuve la mirada, firmó el papel y me lo devolvió en la mano y así mismo le entregué el siguiente, no hubo ningún intercambio de palabras en esa interacción pero un simple acto le dejó saber cómo me iba a tratar en adelante. No estoy promoviendo el irrespeto de ninguna forma y sé que con lo que hice yo también fui irrespetuosa, no fue la mejor manera, fue una reacción y no una respuesta, no estoy orgullosa ni avergonzada de lo que hice; ahora con mucha más edad e inteligencia emocional seguramente lo haría diferente, pero en 2005 eso fue lo que pasó.

El punto es que las personas hombres o mujeres, nos van a tratar como nosotros permitamos que nos traten. Yo no pensé en ese momento cuánto necesitaba el trabajo, si no a lo mejor bajo la cabeza y dejo que me irrespeten como mujer, como asistente, como trabajadora, como lo que sea y no me hubiera ganado el respeto y la confianza de la alta gerencia tal como al final sucedió. Rápidamente mis inicios como asistente quedaron atrás, a los tres meses me dieron la oportunidad de comenzar a trabajar en Recursos Humanos y allí descubrir mi pasión por la gente, contratar todo el personal de la empresa con el equipo a mi cargo, ser enviada a llevar los resultados del departamento hasta China (literalmente), ganar premios por mi trabajo y apoyar al crecimiento de la organización en el país; si yo no me hubiera ganado el respeto al inicio dudo que todo eso hubiese pasado. Allí además tuve que ir a buscar mis aumentos cuando así lo decidía y cuando ya sentí que no estaba recibiendo lo que merecía, tomé la decisión de irme. Como lo dije en la entrevista de salida, yo soy la persona que convence a los demás de quedarse, si yo no estoy convencida no puedo convencer a nadie más. Tenemos que ser congruentes con nuestros valores y velar por ellos, pero para eso tenemos que conocerlos.

A veces siento que cuando se habla de las pobres mujeres que no lo logran en el mundo corporativo las ponen en el lugar de víctimas, cuando muchas veces somos nosotras mismas las que nos quedamos con grandes ideas dentro de nuestras cabezas por miedo a compartirlas, a qué van decir o si en realidad será una buena idea. Mientras nos debatimos mil veces entre “¿lo digo? o ¿no lo digo?” ya se paró un hombre y lo dijo.

Mira en la próxima reunión de gerencia cómo se comportan ambos géneros, el lenguaje corporal de los hombres y las mujeres, ¿dónde se sientan? ¿cómo actúan? ¿cuánto intervienen? Recuerdo haber visto unos de estos videos virales hace muchos años donde la presentadora hablaba de cómo muchos hombres están en sus sillas en posición de poder, con un brazo sobre el espaldar mientras muchas mujeres pasan la reunión en posición desempoderante con la cabeza metida en el cuaderno de notas tratando de copiar todo lo que dicen cuando en realidad se está perdiendo todo lo que pasa. Tenemos que estar presente y participar.

Ahora trabajo por mi cuenta y empodero mujeres, y un concepto que algunas personas parecen tener del empoderamiento femenino es que queremos sentirnos una raza superior a los hombres, lo aclaro acá, para nada, los hombres y las mujeres somos diferentes, nos comunicamos diferente y aportamos diferente al mundo, ni mejor ni peor solo “DIFERENTE”. Estar empoderadas implica reconocer nuestra valía personal, saber lo que queremos y lo que somos capaces de lograr e ir por ello, responsabilizarnos de nosotras mismas y nuestras emociones, ser asertivas en la comunicación y establecer límites sanos entre otras cosas.

Este post lejos de generar polémica lo que busca es generar responsabilidad personal. Tengo claro que no son la mayoría las mujeres que están en la cima, no estoy diciendo que no haya un gap importante en el tema salarial. Grandes mujeres han dado paso a que nuestra voz sea escuchada, ahora nuestro deber es hablar, mostrarnos y brillar, es una de las mejores formas de honrar lo que se ha logrado hasta ahora en temas de equidad. Hagamos nuestra parte. En esa reunión del día de la mujer me entrevistaron y me pidieron que diera un consejo y lo que dije fue ¡Mujer cree en ti!

Ahora pensándolo con más tiempo le agregaría, pide lo que quieres, negocia lo que te corresponde, habla cuando lo sientas, date tu puesto en la vida y si no te sientes respetada en donde estás toma otras decisiones. Para finalizar pregúntate todos los días ¿qué harías si no tuvieras miedo?

Si quieres trabajar en privado tu poder personal con mis sesiones ¡contáctame!

 

Leave a Reply

Your email address will not be published.